
La penetración detrás de la Física de Newton era que el Universo corre de acuerdo a la ley que gobierna los principios mecánicos. La idea era tener una profunda influencia en John Locke, cuya filosofía para ser vista como trabajo filosófico sacado de los principios físicos de Newton. Como resultado, argumentaba por una causa teórica de percepción y por una distinción entre cualidades primarias y secundarias de los objetos.
Kant, de manera similar, reconocía que todo en el fenomenal mundo tenía que ir de acuerdo a los principios de Newton, pero que este orden era para la mayor parte impuesta por el aparato psicológico de la mente. La filosofía de Kant dio soporte a Newton en la disputa con Leibniz sobre si el tiempo y el espacio deben ser concebidos como un absoluto o meramente como relaciones entre objetos. El debate parece ser ganado por los Newtonianos hasta el advenimiento de la física relativista de Einstein.
Clamando que su método era empírico e inductivo, en vez de racionalista y deductivo, Newton también criticó mucho a Descartes. Es gracias a Newton que el empirismo comenzó a disfrutar un periodo de dominación sobre la filosofía racionalista. Sin embargo, Newton debe mucho al pensamiento de Descartes, y es probable que sus propias especulaciones no pudieron comenzar a no ser por la palabra de su predecesor racionalista.
Indudablemente el mayor logro de Newton fue su teoría de la gravedad, de donde pudo explicar el movimiento de todos los planetas, incluyendo la Luna. Newton demostró que cada planeta del Sistema Solar se acelera hacia al Sol en todo momento. La aceleración de un cuerpo hacia el Sol está a una rapidez inversamente proporcional al cuadrado de las distancias de ellas. Esto llevó a la ley de la gravitación universal de Newton: “todo cuerpo atrae otro con una fuerza directamente proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia entre ellos.” Esta ley permitió a Newton a predecir todos los movimientos planetarios, el movimiento de las lunas y los cometas. Hasta el día de hoy, a pesar del advenimiento de la relatividad de Einstein, la mecánica de Newton sigue en pie. Su trabajo es profundo y un logro remarcable in la historia del pensamiento humano.

Filósofo alemán, Leibniz es el tercero de los tres grandes racionalistas, después de Descartes y Spinoza. Como ellos, su filosofía proviene de una noción aristoteliana de sustancia, concebida como la cargadora de una propiedad y no como una propiedad de algo más. Aún así, Leibniz rechazó el punto de vista de Spinoza de que solo hay una sustancia, tomando el lado opuesto: hay una infinidad de sustancias individuales, a las cuales llamó “mónadas”.
Una mónada es en un sentido similar a los átomos de Demócrito y parecidos a los puntos geométricos de Pitágoras. Como los átomos, las mónadas son la última partícula indivisible de la realidad en que todas las cosas materiales son constituidas. Pero no son solo compuestas de materia. En una tesis completamente original Leibniz sostiene que una mónada es una entidad psicológica que, envuelta en los seres humanos, llamó “almas”.
Es fundamental para Leibniz la noción de que una mónada es una sustancia independiente unificada. De acuerdo a esto, todo lo que es verdadero de una mónada es contenido en ella y por consiguiente no puede entrar en una relación causal con cualquier otra mónada (el debate con Spinoza es claro). Leibniz expresa este punto de una manera lógica, argumentando que de cada proposición verdadera, el predicamento es contenido en el objeto. Esto concluye en la vista extrema que cada verdad es una verdad necesaria, una conclusión que Leibniz abraza, clamando que todo pasa en la manera que lo hace porque debe ser, y debe ser porque Dios ha escogido el mejor de los posibles mundos. Las cosas solamente pudieron haber sido diferentes si Dios hubiera escogido un mundo diferente posible.
Este punto de vista hace a la identidad personal una noción muy rígida. Julio César pudo no haber sido emperador de Roma. Negar esta proposición real sería tomar algo esencial de lo que hace al individuo ser lo que es.
Este punto de vista sigue naturalmente al concepto de mónada de Leibniz. Ha sido casi universalmente rechazada. Aún así, el trabajo de Leibniz levantó un completo importante y nuevo debate respecto al criterio de la identidad personal. Si no todas las propiedades de un individuo son esenciales a la identidad de una persona, ¿entonces cuáles son?
Filósofos han discutido sobre lo que constituye la identidad personal. Después de varios debates se llegó a la conclusión de que algún elemento de integridad psicológica parece ser necesaria al concepto de identidad personal. Pero hallar un criterio adecuado a la identidad psicológica ha probado ser tan elusiva como hallar un criterio de identidad personal. Este aspecto se mantiene vivo en la ética, metafísica y psicología.